Dunas de Cachagua
Dunas de Cachagua es una extensión de 5,700 m2 que se encuentra en el borde costero de la Playa larga de Cachagua, comuna de Zapallar, provincia Petorca, Región de Valparaíso.
Destaca por su particular belleza a solo pasos de la zona habitada, y por sus características paisajísticas y geomorfológicas. Su importancia y singularidad desde un punto de vista ecológico, biológico y arqueológico, ha sido avalada por los informes de distintos académicos Ver Biblioteca.
Estos documentos dan cuenta de la biodiversidad de las Dunas y de las especies que alberga, incluyendo una especie vegetal considerada “En peligro”. Destacable es también, el endemismo de las especies presentes, junto con su potencial educativo y para la investigación científica y monitoreo.
Este lugar representa el último sistema dunar de la comuna de Zapallar. A escala local, cada uno de los elementos geomorfológicos que componen el campo dunario de Cachagua, esto es: playa, anteduna bordera; dunas monticulares entrabadas; humedal; y laguna litoral, son formas interdependientes que cumplen diversas funciones naturales necesarias para la mantención del conjunto, un hábitat ideal para numerosas especies vegetales y animales.
En estas dunas también es posible apreciar un conchal muy antiguo, vestigio de los primeras culturas que habitaron esta zona, hace miles de años, cuando la desembocadura del estero Santa Rosa era un humedal y en la Playa Larga había un gran banco de almejas. Leer más sobre el valor arqueológico de las dunas de cachagua.
A menos 500 metros en línea recta de las dunas se encuentra la Isla Cachagua elemento complementario asociado de gran valor, declarado Santuario de la Naturaleza en 1979 y Monumento Natural en 1989. Este islote, de una superficie de 4,5 ha alberga colonias del Pingüino de Humboldt y se han descrito parejas reproductoras de pingüino Magallánico, además de otras aves marinas como pelicanos, patos y yecos y gaviotas dominicanas.
La cercanía y continuidad territorial-marina de las Dunas y la Isla Cachagua abre la posibilidad de establecer un “corredor biológico” de gran diversidad, algo único y muy significativo para la Quinta Región y el país. Un corredor biológico es un área que proporciona conectividad entre paisajes, ecosistemas y hábitat (naturales o modificados) para asegurar el mantenimiento de la biodiversidad y de los procesos ecológicos y evolutivos.